domingo, 22 de febrero de 2015

El corazón de los Ponder de Eudora Welty


Los Ponder viven en Clay, una imaginaria ciudad del Sur, adormecida en el calor del verano, que ha quedado aletargada y fuera del progreso, en la que todos se conocen demasiado y en la que poco hay que hacer, aparte de meter la nariz en la vida de los demás. La narradora es Edna Earle, dueña del único hotel de la ciudad y sobrina del protagonista, el generoso, inmaduro, anacrónico, desmesurado tío Daniel Ponder. Su prodigalidad -tío Daniel regala lo que tiene y lo que no tiene-, su locuacidad irrefrenable, su incapacidad para la vida práctica, sus enamoramientos torrenciales, hacen de Daniel Ponder una figura antitética del productivo, morigerado y sensato yankee del Norte. La novela es un inagotable monólogo que Edna Earle endosa al único y desprevenido cliente del hotel, quien, atrapado y sin salida, tiene que escuchar la perorata interminable de la dueña. Una verborrea que, en su incontinencia, da la medida de la soledad en la que viven  los Ponder.

Eudora Welty (1909-2001) vivió siempre en su ciudad natal, Jackson, en el estado de Misisipi, un estado que recorrió como fotógrafa de la administración federal durante la Gran Depresión y que transformará literariamente en libros de relatos excepcionales como Las manzanas doradas y Una cortina de follaje o en novelas como Las batallas perdidas o La hija del optimista, ganadora esta última del Premio Pulitzer en 1973.

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