En 2015 se cumplieron treinta años de la publicación de El perfume, una novela con la que su autor, Patrick Süskind, logró un éxito colosal: traducida a casi medio centenar de idiomas, se han vendido 15 millones de ejemplares. Con El perfume, el lector se adentra en un mundo tan desconocido como fascinante. La elaboración de esencias, los procedimientos para la obtención de fragancias, las técnicas con las que se producen los aromas subyugan su imaginación y logran que se olvide de formular una objeción esperable: lo inversosímil del argumento. Porque desde el inicio hasta la conclusión, el argumento de El perfume rompe con las reglas de la verosimilitud. Analizada racionalmente, la historia no se sostiene. Pero el lector, embriagado por una sinfonía de olores, la acepta. Quizá sea este el mayor logro de su autor. Conseguir que los lectores se comporten del mismo modo que los personajes. El olor es, en la novela, la fuerza inadvertida que gobierna el comportamiento. Tras la lógica común, que explica los actos humanos por razones, sentimientos y valores morales, se oculta una fuerza invisible que domina inconscientemente a las personas. El perfume es una alegoría de la condición humana.
Patrick Süskind (Ambach, 1949) es un caso similar al de Salinger: tras un éxito literario fulgurante con El perfume, Süskind se ha mantenido al margen de toda actividad pública y apartado de la promoción mediática de sus siguientes obras: La paloma, La historia del señor Sommer, Un combate y otros relatos, Sobre el amor y la muerte.
Patrick Süskind (Ambach, 1949) es un caso similar al de Salinger: tras un éxito literario fulgurante con El perfume, Süskind se ha mantenido al margen de toda actividad pública y apartado de la promoción mediática de sus siguientes obras: La paloma, La historia del señor Sommer, Un combate y otros relatos, Sobre el amor y la muerte.