La escritora suiza Fleur Jaeggy escribe en Los hermosos años del castigo un crónica de la incomunicación, de la imposibilidad de expresar los afectos y los sentimientos. La narradora cuenta sus experiencias en el Bausler Institut, en Appenzell, próximo al manicomio donde murió Robert Walser, del que se hace mención al comienzo de la novela. La locura reaparecerá, como para cerrar el círculo, al final de la novela. En medio, el relato de los días en el internado femenino, iluminados por la presencia de una joven, Frédérique, de la que la narradora se enamorará sin poder revelarle nunca su pasión. En el ambiente del Bausler Institut, los afectos no se expresan. La misma naturaleza del entorno parece congelar las emociones: el frío, los paisajes invernales, la pureza de la nieve tiñen la narración de un helor paralizante. Y la prosa de Fleur Jaeggy, de frases cortas, cerebral, dura, contagia al lector el helado rigor con que analiza los sentimientos nunca confesados.
Fleur Jaeggy (Zurich, 1940), aunque nacida en Suiza y educada en colegios de lengua alemana, reside en Italia desde más de treinta años y escribe en italiano. Sus novelas Los hermosos años del castigo, El ángel de la guarda y Proleterka y los relatos de El temor del cielo han sido publicados en español por Tusquets. Recientemente, Alpha Decay ha editado Vidas conjeturales.
Fleur Jaeggy (Zurich, 1940), aunque nacida en Suiza y educada en colegios de lengua alemana, reside en Italia desde más de treinta años y escribe en italiano. Sus novelas Los hermosos años del castigo, El ángel de la guarda y Proleterka y los relatos de El temor del cielo han sido publicados en español por Tusquets. Recientemente, Alpha Decay ha editado Vidas conjeturales.